Querida Anita:
Voy a contarte cosas a mi manera, de la manera que sé que te van a
gustar. No hay nada que me guste más que verte a vos contenta porque te hago
divertir compartiendo cosas que te alegran.
Es muy hermoso mostrarte mundos de narraciones, vos mirándome con
esa carita de querer entender todo. Y a veces tener que luchar con vos para
convencerte de que lo que te cuento es verdad, o que vale la pena intentar
conocerlo.
Cuando un vaso está lleno por la mitad se lo puede pensar de dos
maneras: la alegre es pensar que todavía está medio lleno y la triste es pensar
que solamente queda la mitad. Con vos quiero que elijamos ver el vaso lleno hasta
la mitad. Y así hacer con todo lo que podamos.
Me encanta verte cuando dibujás, cuando cantás, cuando actuás,
cuando te reís, cuando estás con tus amiguitas… Hasta cuando protestás, te
encaprichás o hacés lío siempre tengo ganas de perdonarte, abrazarte y mimarte.
Es hermoso que me des tu manito a dos pasos de la puerta de casa
para que salgamos a pasear juntos. Vamos por la calle mostrándonos cosas, yo
torcido para tu lado para escucharte mejor, y vos levantando tu cara para
hablarme más de cerca.
Es genial contarnos el mismo chiste doscientas mil ochocientas
cuatro mil quinientas treinta y dos veces. O cincuenta. Sin cuenta.
Miramos el cartel vacío y decimos “¡Qué lindo cartel!”, o pasamos
por negocios que siempre están vacíos y decimos “Cuánta gente que hay ahí”.
Y jugamos a los “Callate: vos me burlás: “Callate, mugre de pie de
anciano”, y yo contesto: “Pero callate, moco de elefante resfriado”. Y seguís
vos: “Pero callate, pedo de lombriz”. Y
yo: “Pero callate, eructo de hipopótamo”. Y vos: “Pero callate, jugo de
cucaracha”. Podemos estar así varias cuadras.
Y si es de noche te muestro las Tres Marías y vos me decís que son
el cinturón de Orión. Y me señalás Sirio y yo te digo que es la estrella más
brillante de todas, salvo el sol. Y vos decís “Claro, porque el sol es una
estrella. ¿Y cuántos años tiene el sol?” Yo te digo que cinco mil millones de
años, pero nos miramos y no sabemos si es verdad. “Después nos fijamos en
Google, ¿dale?.”
Caminamos por la vereda y vos sabés muy bien la diferencia entre lo
bueno y lo malo: “Los dueños de los perros son unos maleducados que dejan la
caca sin juntar…”
Espero que te pueda divertir con estas historias, que te las voy a
contar de la manera que me hubiera gustado que me las eligieran para mí, si
estuviera en tu lugar. Las vas a escuchar con mis experiencias, con mis
sentimientos. Y vos me vas a ir enseñando qué cosas te gusta que te cuente.
Te voy a poder mostrar que los relatos se pueden hacer nuevos
depende cómo los contemos. Es como cantar, cada uno puede cantar una canción a
su manera, y a algunos le va a gustar más o menos que las de otros. Cómo se hace
para hacer divertido algo más o menos, y divertirnos cuando alguien no hace
bien algo bueno, y por eso hace reír. Como cuando miramos bloopers y nos
matamos de risa.
Y otras veces te voy a contar cuentos de esos que hacen un nudo en
la garganta, sin final feliz. Para que podamos compartir algunas tristezas. A
veces las cosas no salen como queremos, y no se puede estar protestando o
llorando todo el tiempo. Hay un momento en que se tiene que acabar la lástima y
seguir haciendo las cosas hermosas de la vida.
Vamos a crear en lo lindo, con cosas nuevas, o copiando lo mejor. Lo
viejo para mí puede ser nuevo para vos, y vos podés enseñarme cosas que yo no
sé.
Los hijos aprenden con sus papás, y los papás pueden aprender con
sus hijos. Justo en el momento que nace el hijo es cuando también nace el papá.
Los dos empiezan a estar juntos en el mismo segundo.
Quiero hacer que aprendas que en la vida las cosas no son blanco y
negro sino que vienen en todos los colores. Y que es muy bueno poder elegir
entre varias cosas.
Y también te voy a mostrar que hay algunas veces en que no se puede
elegir las dos cosas: hay que elegir la menos mala. Como el cuento de la
frazada corta. El dueño tenía que elegir entre taparse los pies o la cara, y
tenía que pensar muy bien que le convenía hacer.
Ojalá que te vaya gustando este trabajito que vamos a hacer juntos:
yo escribiendo y vos escuchando o leyendo.
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