jueves, 18 de abril de 2013

Ramón, el ratoncito motorizado.

El ratoncito motorizado.

HABÍA UNA VEZ un ratoncito muy chiquitito. Se llamaba Ramón y era blanco.
Todo blanco menos los ojos que eran rojos. La naricita redondita y los bigotes
muy cortitos. Era muy suavecito porque tenía todo el cuerpo cubierto de pelitos.
Como los ositos de juguete. Era muy bueno y quería mucho a su mamá y a su
papá y le gustaba mucho abrazarlos y cantarles: “Te quiero yo y tu a mí, somos
una familia feliz”. También les cantaba “Subo la escalera, bajo el tobogán...
Hola, ratoncito, qué tal, ¿cómo te va?”
Al ratoncito Ramón le gustaban las motos y sus abuelos le habían regalado una
para andar cerca de su casa.
La moto era amarilla y muy linda y Ramón la limpiaba con un trapo mojado si le
parecía que se había ensuciado.
Una tarde Ramón ya había vuelto del jardín y había dejado la campera sobre una
silla y la mochila sobre la mesa; la mamá le hizo una leche chocolatada calentita
porque Ramón tenía la nariz un poco fría. Ramón la tomó con muchas ganas y le
preguntó: -Mamá, ¿puedo jugar con la moto amarilla?
Y la mamá le contestó: -Sí, pero da vueltas alrededor de la casa porque tengo
que cocinar y no te puedo cuidar. No te caigas.
Entonces el ratoncito encendió la moto y empezó a andar despacio. Y la moto
hacía "ROARRRRR, ROARRRRR".
El ratoncito dio una, dos, tres, cuatro y cinco vueltas. Y tuvo ganas de comer
una galletita. Así que frenó la moto, la apagó y se bajó. Pero la moto seguía
haciendo "ROARRRRR, ROARRRRR".
Y Ramón pensó: -Esta moto está loca. Entonces se acercó a mirar para ver de
donde venía el ruido.
Y del asiento de la moto apareció el león diciendo:-“ROARRRRR, ROARRRRR”.
El ratoncito se asustó mucho y se cayó al piso del miedo. Se puso a llorar.
El león le dijo: -Perdoname, ratoncito, no te quería asustar. Estaba buscando
un chupetín atrás en la moto, me caí de cabeza, quedé atrapado y no podía
salir. Yo hacía "ROARRRRR, ROARRRRR" y vos no me oías porque era como
el ruido de la moto.
Entonces vino la mamá ratona y lo abrazó al ratoncito, y Ramón se quedó
tranquilo.
Y el ratoncito le dijo al león: -No lo hagas más porque me asusté mucho.
Y el león le dijo: -No te preocupés, ratoncito, no fue a propósito, no me voy
a caer otra vez.
Ramón se secó los mocos y dijo: -Bueno, ya está... Te perdono, pero no
me vayas a asustar otra vez porque no me gusta tener miedo.
Y la mamá ratona les dijo; - Vamos a casa a tomar la leche, que me parece
que los dos tienen hambre.
Y COLORÍN COLORA...DO, ESTE CUEN...TO, SE HA TERMINA...DO.

No hay comentarios:

Publicar un comentario